Así lo señala un estudio publicado en la edición digital de este miércoles de la revista Plos One.
Investigadores han demostrado que varios tipos de bacterias
intestinales podrían ser factores que causan y previenen la obesidad y
otros trastornos y enfermedades. Ahora, un estudio de la Universidad de
California-Los Ángeles (UCLA), en Estados Unidos, sugiere que también
podrían potencialmente emplearse para reducir el riesgo de algunos tipos
de cáncer.
La investigación, publicada en la edición digital de este miércoles de la revista Plos One,
ofrece evidencia de que bacterias anti-inflamatorios intestinales
"beneficiosas para la salud" pueden retrasar o detener el desarrollo de
algunos tipos de cáncer.
En última instancia, los médicos podrían ser capaces de
reducir el riesgo de una persona de padecer cáncer mediante el análisis
de los niveles y tipos de bacterias intestinales en el cuerpo y luego
prescribir probióticos para reemplazar o reforzar la cantidad de
bacterias con propiedades anti-inflamatorias, apunta el autor principal
del estudio, Robert Schiestl, profesor de Patología, Ciencias de la
Salud Ambiental y Radiación Oncológica en UCLA. "No es invasivo y es
bastante fácil de hacer", afirma.
Durante millones de años, las bacterias intestinales se han
convertido en buenas y malas: las buenas tienen propiedades
anti-inflamatorias y las malas promueven la inflamación. El cuerpo
humano contiene típicamente alrededor de 10 billones de células
bacterianas, en comparación con sólo 1 billón de células humanas.
Schiestl y sus colegas aislaron una bacteria llamada Lactobacillus johnsonii 456,
que es la más abundante de las bacterias beneficiosas y que tiene
algunas aplicaciones muy útiles fuera de la medicina. "Dado que es una
cepa de Lactobacillus, hace yogur, kéfir, chucrut y Kombucha", señala.
En el estudio de la UCLA, la bacteria redujo el daño de
genes y disminuyó significativamente la inflamación, un objetivo crítico
porque la inflamación juega un papel clave en muchas enfermedades,
incluyendo cáncer, patologías neurodegenerativas, enfermedades del
corazón, artritis y lupus, y en el proceso de envejecimiento.
La investigación anterior dirigida por Schiestl presentó la
primera evidencia de una relación entre la microbiota intestinal y la
aparición de linfoma, un cáncer que se origina en el sistema
inmunológico. El nuevo trabajo explica cómo esta microbiota podría
retrasar la aparición de cáncer y sugiere que los suplementos
probióticos podrían ayudar a evitar la formación de cáncer.
RALENTIZA EL CRECIMIENTO DE LOS TUMORES
Para ambos estudios, Schiestl y su equipo utilizaron ratones que
tenían mutaciones en un gen llamado ATM, lo que los hacía susceptibles a
un trastorno neurológico llamado ataxia telangiectasia. El trastorno,
que afecta a una de cada 100.000 personas, está vinculada con una alta
incidencia de leucemia, linfomas y otros cánceres.
Se dividió a los ratones en dos grupos: uno al que sólo se
le dio bacterias anti-inflamatorias y el otro que recibió una mezcla de
microbios inflamatorios y anti-inflamatorios que típicamente coexisten
en los intestinos. En el artículo, Schiestl y su equipo mostraron que en
los roedores con más bacterias beneficiosas, el linfoma tardó mucho más
tiempo en formarse.
En el nuevo estudio, los autores analizaron los metabolitos
-moléculas producidas por la acción metabólica natural del intestino-
en la orina y las heces de los ratones. Se sorprendieron al encontrar
que los ratones que recibieron sólo la microbiota beneficiosa producían
metabolitos que son conocidos por prevenir el cáncer, además de tener un
metabolismo de la grasa y oxidativo más eficiente, lo que los
investigadores creen que también podría reducir el riesgo de cáncer.
En los ratones que recibieron sólo las bacterias buenas, el
linfoma se formó mucho más lento que en los otros ratones y vivieron
cuatro veces más y con menos daño en el ADN e inflamación. "En conjunto,
estos hallazgos dan credibilidad a la idea de que la manipulación de la
composición microbiana puede usarse como una estrategia eficaz para
prevenir o aliviar la susceptibilidad al cáncer", escriben los
investigadores.
"Sorprendentemente, nuestros hallazgos sugieren que la
composición de la microbiota intestinal influye y altera el metabolismo
central de carbono de una manera independiente del genotipo. En el
futuro, tenemos la esperanza de que el uso de probióticos puede ser un
potencial quimiopreventivo para los humanos normales, además de que el
mismo tipo de microbiota disminuiría la incidencia de tumores en las
poblaciones susceptibles de cáncer", concluye.
Fuente: "Correo Farmacéutico", 14-04-2.016.
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