lunes, 7 de marzo de 2016

Un yogur casi a diario protegería a la mujer de sufrir hipertensión

El consumo regular de lácteos fermentados podría ayudar a controlar el riesgo cardiovascular, según un estudio de la Universidad de Boston. Pero estos alimentos deben estar integrados en una dieta saludable.


Las mujeres que consumen cinco o más yogures a la semana tienen menos riesgo de desarrollar hipertensión arterial (HTA), en comparación con aquéllas que no lo comen casi nunca (una vez al mes). Ésta es la conclusión de un estudio presentado la semana pasada en las Sesiones Científicas anuales de Epidemiología y Estilo de Vida de la Asociación Americana del Corazón (AHA, por sus siglas en inglés), celebradas en Phoenix (Estados Unidos).
Tras seguir durante entre 18 y 30 años a 142.740 mujeres de dos cohortes del Estudio de Salud de las Enfermeras y a 30.230 hombres del Estudio de Seguimiento de Profesionales de la Salud, los científicos vieron que "una mayor ingesta de yogur a largo plazo condujo a reducciones de entre el 17 y 23 por ciento en el riesgo de HTA en las mujeres. Además, consumir de tres a seis raciones de lácteos al día se asoció a riesgos de un 11 a un 23 por ciento menores de HTA tanto en hombres como en mujeres", afirma a CF el autor principal del estudio, Justin Buendia, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston (Estados Unidos). Según añade el investigador, "los efectos beneficiosos de la ingesta regular de yogur y otros lácteos se fortalecieron cuando las personas que los consumían llevaban una dieta saludable. Todo el yogur consumido por los participantes fue desnatado. También vimos un efecto beneficioso sobre la HTA con lácteos enteros; por eso, sería interesante examinar los efectos con yogures enteros".

Otra de las conclusiones es que "el índice de masa corporal (IMC) modifica el efecto del consumo de lácteos y un IMC más bajo podría explicar algunos de los efectos beneficiosos de estos productos sobre la HTA", expone Buendia.

"El estudio resulta interesante porque la HTA es el principal factor de riesgo cardiovascular en las mujeres", afirma María Elisa Calle, coordinadora del Programa de Alimentación y Salud de la Fundación Española del Corazón y profesora de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Complutense de Madrid.
Según recuerda Calle, "Isidra Recio, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ya fue capaz de mostrar que una serie de péptidos bioactivos de la leche fermentada son capaces de inhibir la actividad de la enzima convertidora de la angiotensina (principal mecanismo de producción del tono vascular)". Además, en el estudio Framingham se vió también este efecto en leches fermentadas, aunque no distinguía entre hombres y mujeres.
Irene Bretón, del área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), ahonda en esta hipótesis, al señalar que "las proteínas de los lácteos, especialmente cuando están fermentadas, derivan en unos pequeños péptidos que tienen un efecto parecido a los IECA. Asimismo, se sabe que el calcio contenido en estos alimentos tiene un efecto protector sobre el corazón". Calle y Bretón recalcan, del mismo modo que lo hace Buendia, que el yogur por sí solo no logra la reducción del riesgo de HTA, sino que tiene que ir asociado a una dieta saludable y a la práctica de ejercicio. 

¿QUÉ HAY DE LOS HOMBRES?
Los hombres del estudio presentado en la reunión de la AHA habían hecho ingestas mucho menores de yogur que las mujeres analizadas y, quizá como consecuencia de ello, los efectos del consumo regular de este producto fueron más débiles. Al respecto, Calle indica que "la mujer, a partir de una determina edad -en la perimenopausia-, consume más yogur para evitar la osteoporosis. Además, suele consumir más frutas y verduras que los varones".

Buendia contextualiza su investigación, al señalar que, "desde que el yogur fue ligado con menores factores de riesgo cardiometabólico, como obesidad y diabetes tipo 2, y que ensayos previos aleatorios a corto plazo en humanos mostraron el efecto de la leche fermentada en la reducción de la tensión, queríamos ver los efectos a largo plazo del consumo habitual de este alimento sobre el riesgo de HTA en la vida diaria de los participantes".
En España, en el estudio Helena, realizado en 3.000 adolescentes y coordinado por Luis Moreno, de la Universidad de Zaragoza, "el principal beneficio derivado de un mayor consumo de yogur era una menor adiposidad, por lo que su riesgo de obesidad era inferior", dice Calle.
Además de estas propiedades, la ingesta habitual de yogur favorece el tránsito intestinal y enriquece la microbiota. La profesora de la Complutense añade otro ventaja más: el yogur, al tener una cantidad más baja de lactosa, puede ser consumido por las personas con una intolerancia moderada a este azúcar.




Fuente: "Correo Farmacéutico", 08-03-2016.



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