martes, 29 de diciembre de 2015

EN GUARDIA CONTRA GRIPES Y RESFRIADOS

Los denominados habitualmente antigripales o anticatarrales son, en realidad, fármacos que no curan la enfermedad, pero que sí alivian de manera eficaz aquellos síntomas que acompañan la gripe y el resfriado.
La gripe y el resfriado común son dos infecciones víricas muy frecuentes, que alcanzan sus picos de máxima prevalencia durante los meses de invierno. Esto es así porque el clima, la humedad, y el mayor número de horas pasadas en lugares cerrados son factores asociados a su aparición. No existe tratamiento específico para estos procesos. Los fármacos antivirales son poco utilizados debido a su elevado coste, además sólo son eficaces contra los virus de la gripe A y B (siempre que se tomen durante las primeras 48 horas de la infección).

Esto sin olvidar los posibles efectos secundarios de estos medicamentos, y que si se hiciera un uso masivo de ellos, los virus podrían desarrollar más fácilmente resistencias, por lo que parece lógico reservar su uso a casos graves y estados epidémicos importantes. La gripe (conocida también como influenza) es una enfermedad infecciosa aguda de las vías respiratorias causada por virus de la familia de los Orthomyxoviridae, de los que se conocen tres tipos: A, B y C. Los que prod ucen síntomas más importantes en los humanos son los tipos A y B. El tipo C provoca cuadros clínicos mucho más leves. Una de las características del virus de la gripe es su elevada capacidad de mutación. Estas variaciones implican la aparición frecuente de nuevos virus gripales, frente a los cuales el ser humano no tiene protección inmunológica hasta que entra en contacto con la nueva variante.

Esta particularidad comporta que, para resultar activa, la vacuna deba ser actualizada y administrada anualmente. La infección la transmiten las personas enfermas por vía aérea, al toser, hablar o estornudar, pero también a través de objetos contaminados como pañuelos, vasos, toallas, pomos de puerta, etc.

La gripe comienza de forma brusca, con fiebre alta, escalofríos y dolor articular. En menor medida afecta también las vías respiratorias. Estos síntomas van acompañados además de astenia y cefalea; el malestar general es suficientemente importante como para abandonar las tareas cotidianas y precisar de reposo en cama. También puede provocar, sobre todo en niños, náuseas y vómitos, que al ser síntomas frecuentes de gastroenteritis, hace que se la conozca coloquialmente como gripe intestinal.
Los síntomas más intensos, como fiebre y dolores musculares, suelen durar menos de una semana, pero el total restablecimiento cuesta más en llegar, puesto que el decaimiento posterior a la fase aguda puede prolongarse bastantes días más. El tratamiento más adecuado para la inmensa mayoría de la población es el puramente sintomático. Los antibióticos son ineficaces en cualquier infección viral y solo son útiles para tratar las infecciones bacterianas secundarias, si las hay. El uso indiscriminado de antibióticos genera resistencias y debe evitarse. Ante un caso de gripe suelen prescribirse analgésicosantitérmicos, antihistamínicos y descongestivos, o bien algún antigripal que combina unos y otros, en ocasiones junto a un antitusígeno para abordar globalmente el cuadro sintomático de la enfermedad.

El descanso en casa es imprescindible. Con cierta frecuencia se producen complicaciones, sobre todo en personas mayores o en aquellas con afecciones crónicas. Las más frecuentes suelen ser neumonías y agravamiento de patologías respiratorias preexistentes como bronquitis crónica, enfisema y otras. En niños y jóvenes son más frecuentes las otitis y las sinusitis.

Fuente: "im Farmacias", 29-12-2015.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.