viernes, 23 de octubre de 2015

CONSEJOS PARA ADAPTARNOS AL HORARIO DE INVIERNO

En la madrugada del próximo domingo 25 de octubre, nuestros relojes deberán adaptarse un año más al cambio de horario estacional de otoño e invierno. Cuando sean las 3:00 de la mañana, deberemos retrasar las agujas horarias hasta colocarlas en las 2:00 am.
El cambio de hora, que se realiza dos veces al año para aprovechar mejor la luz natural y reducir el consumo energético, y que puede resultar una sencilla práctica, puede producir en algunas personas ciertas alteraciones en el sueño.
No dormir siesta durante unos días, ajustar la hora de acostarse los días previos o realizar ejercicio moderado son algunas de las pautas que los expertos recomiendan para las personas más sensibles. No obstante, los efectos sobre el organismo en el caso de personas sanas son mínimos –pueden sentirse más cansadas de lo habitual, algo desorientadas o falta de concentración– y en unos tres o cinco días el ciclo vigilia-sueño suele haberse compensado.
  • Ajustar la hora de acostarse los días previos. Empezar cuatro días antes del cambio de hora, con 15 minutos cada día. Modificar también paulatinamente el horario de las comidas para adaptarlo poco a poco al nuevo.
  • No dormir siesta durante unos días. Hasta que el organismo se habitúe al nuevo horario conviene prescindir de las horas de sueño durante el día.
  • Realizar ejercicio físico con moderación. Mejor practicarlo en las primeras horas del día, todos los días, pero nunca antes de acostarte.
  • Ser cuidadoso con los medicamentos para dormir. En caso de duda, debe consultar con el médico.
  • Tratar de evitar bebidas como el café, alcohol o té, sobre todo durante la segunda mitad del día, pues estas sustancias tienen efectos sobre los patrones de sueño.
  • No te acuestes con hambre pero tampoco después de una cena copiosa, pues no son buenas compañeras del sueño, pero si sientes hambre por la noche, tómate algo ligero, como un lácteo, que consiga eliminar esa sensación.
  • En algunos casos los bebés y los mayores pueden notar más el cambio. Los lactantes pueden experimentar alteraciones en su alimentación, y a los niños en edad escolar les costará más despertarse. Los mayores de 50 años, que suelen tener más dificultad para dormir y presentan despertares tempranos más frecuentes, pueden tardar más en adaptarse a los cambios.
Fuente:  Instituto DKV de la vida saludable y "Farmaventas" 23-10-2015.

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